Sabemos que el tomar alcohol es parte de muchos de los rituales de nuestras sociedades latinoamericanas. Gran parte de las ocasiones de consumo se mantienen en un nivel responsable o moderado. Sin embargo, ¿Qué pasa cuando este consumo es excesivo o incluso patológico? ¿Quiénes resultan más afectados(as)?
Este escrito tiene como intención responder dichas cuestiones atendiendo la perspectiva de género, tomando en cuenta factores biológicos pero también culturales para comprender por qué estas situaciones pueden terminar afectando más a las mujeres.
Tanto la ingesta excesiva como la patológica (es decir: un trastorno por consumo de alcohol causado por el abuso, en el que ya se generó dependencia) tienen consecuencias que involucran a diferentes actores: ya sea al individuo que consume, a sus seres queridos y círculos cercanos, e incluso al nivel sociedad y entorno.
Del mismo modo, si bien las consecuencias y daños resultantes del consumo excesivo y/o patológico pueden enlistarse desde distintos frentes, que van desde la salud hasta lo legal, hoy dedicamos este espacio a aquellos que tienen relación a la posición de la mujer frente a esta problemática.
Por ejemplo, a nivel individuo:
- El consumo excesivo provoca una afectación en el juicio, poniendo al sujeto en mayor riesgo de convertirse en agresor y cometer un error o un crimen. De acuerdo a un artículo basado en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (ENVIPE) 2021: «en el 24.1% de los delitos perpetrados en el país, la víctima pudo percatarse de que el delincuente se encontraba bajo el influjo del alcohol». [1]
- Al mismo tiempo, esa afectación de juicio puede crear una posición de mayor vulnerabilidad para la mujer, tomando en cuenta que debido a su fisiología se intoxica con menor cantidad de alcohol y la posibilidad de sufrir un blackout es más común. Como dato: mientras que para un hombre el contenido de alcohol en la sangre (BAC, por sus siglas en inglés) llega a 0.8% (una medida que ya afecta la visión, la audición e incluso el juicio) después de ingerir 4 a 5 copas, para una mujer puede suceder con 2 ó 3. [2]
Las consecuencias a nivel seres queridos y círculos cercanos también tienen relación con los temas de seguridad y violencia:
- El consumo excesivo es uno de los principales factores involucrados en los casos de violencia en casa, en donde la abrumadora mayoría de casos de violencia doméstica tiene como víctima a una mujer. Según un estudio basado en la Encuesta Nacional de Adicciones (ENCODAT) 2016: «La prevalencia nacional de cualquier tipo de violencia de pareja fue de 15.14%, más frecuente en mujeres (18.16%) que en hombres (11.89%) En ambos sexos, el consumo excesivo de alcohol estuvo asociado con violencia de pareja, asociación que fue más fuerte cuando se presentan 3 y más eventos de violencia (hombres RM:1.69; IC95%:1.17-2.46 y mujeres RM:2.82; IC95%:1.54-3.37)». [3]
- Por otra parte, el consumo irresponsable aumenta las posibilidades de acoso o violación por parte de un conocido. De acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2016, las mujeres casadas o unidas que habían tenido una pareja previa a la actual (3.1 millones), 15.8% declaró que dejó de vivir con su esposo o pareja anterior debido a que él tenía problemas con el uso de sustancias como el alcohol u otras drogas; 15 y 20.5% de las mujeres casadas o unidas que sufrieron violencia de pareja a lo largo de la relación creen que el maltrato que reciben o recibían de su esposo o pareja, inició o empeoró, debido a que él toma o tomaba alcohol. [4]
¿Cuáles son algunas de las problemáticas y consecuencias que existen a nivel sociedad?
- Evidenciamos que el entorno de consumo excesivo que se da en centros nocturnos de entretenimiento, como antros y bares, pone a la mujer en posición vulnerable: desde los códigos de vestimenta sexualizados que promueven los medios y las redes sociales hasta las constantes denuncias de bebidas adulteradas.
- Al mismo tiempo, el consumo irresponsable es uno de los factores presentes en la mayoría de los crímenes de acoso o violación cometidos por desconocidos. De acuerdo al estudio de la ENDIREH 2016: «una décima parte de las mujeres (10.3%) sufrieron algún daño a la salud por agresión sexual, mientras que en los hombres no se reportó este tipo de violencia. Respecto a si la agresión o violencia ocurrió cuando estaba bajo los efectos del alcohol, drogas o ambas sustancias, 1.7% de las mujeres reconoció haber estado en esa situación, esta proporción asciende a 7.9% en los hombres». [4]
- Como complemento cualitativo a ambos puntos mencionados, solo hace falta leer algunos testimonios publicados en la cuenta de Instagram Mujeres San Pedro y notar cómo muchas de las publicaciones mencionan al alcohol y su consumo excesivo como ingrediente principal. Desgraciadamente, esto evidencia que dichas situaciones no son excepcionales o contadas.
Condenamos enérgicamente cualquier situación de violencia de género como las descritas previamente, y reafirmamos que la culpa en estas situaciones siempre la tiene el perpetrador, nunca la víctima. Aprovechamos, también, para invitar a la moderación y al consumo consciente para que, como sociedad, podamos actuar de forma preventiva y cuidar las acciones que están en nuestra manos.
En AVIONETA creemos que el conocimiento es poder. Por eso, contamos con conferencias y talleres que giran en torno a la prevención, diseñados para compartir información valiosa, empática y accionable sobre el consumo de alcohol y sustancias. Si quieres más información al respecto de estos temas o sobre nuestro Programa de Tratamiento en Casa, contáctanos.
Fuentes:
[1]: Sobre la Delincuencia (IV): armas o drogas o alcohol.
[2]: Blood Alcohol Content, University of Toledo.
[3] Encodat 2016: violencia de pareja y uso de tabaco, alcohol y drogas. Nuevos retos para la salud mental.
[4] Violencia sexual contra las mujeres y consumo de drogas.